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Proteja la piel de sus hijos: sol y rayos UV

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Tipos de FPS, ingredientes más comunes en los protectores solares para la piel de los niños y consejos para evitar los efectos adversos de los rayos UV en la piel.

La piel es el órgano más grande del cuerpo y representa aproximadamente el 10% de la masa corporal de una persona. El envejecimiento cutáneo se produce por la exposición a diversos factores externos, como la radiación UV. La piel se vuelve más fina, más seca, menos elástica y arrugada, lo que aumenta el riesgo de malignidades cutáneas. Para prevenir estos procesos cutáneos no deseados, se utilizan productos para el cuidado de la piel con factor de protección solar (FPS). La protección solar es esencial en verano para evitar quemaduras y daños permanentes en la piel. [1,2].

El FPS es un número que indica cuántas veces más tiempo podemos pasar al sol con un producto de protección solar en comparación con lo que duraría nuestra piel sin ninguna protección. Por ejemplo, si su piel se quema normalmente en 10 minutos, el uso de un producto con FPS 30 puede proporcionarle hasta 300 minutos al sol (10 minutos x 30). Sin embargo, pruebas científicas recientes sugieren que los productos con FPS deben volver a aplicarse cada 1-2 horas [2, 3].

Existen diferentes tipos de SPF, como SPF 5, 10, 15, 30, 50, etc. Cuanto mayor sea el número de FPS, mayor será la protección contra los rayos UVB que provocan las quemaduras solares. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el FPS no reduce los efectos nocivos de los rayos UVA, que están relacionados con la aparición de daños cutáneos a largo plazo (envejecimiento prematuro de la piel y riesgo de melanoma). Es importante recordar que la protección con FPS es esencial en ausencia de luz solar y en días nublados, ya que no es raro que el índice UV sea más alto de lo normal durante el periodo estival (puedes consultar el índice a diario en Internet o en una aplicación en tu teléfono, por ejemplo, la “UV index app”) [4, 5].

Los bebés y los niños son especialmente sensibles a los rayos solares, por lo que es esencial una protección solar adecuada. Se recomienda utilizar al menos productos con FPS 30 especialmente formulados para niños y bebés. También es importante utilizar otros equipos de protección, como sombreros, gorras y sombrillas, para minimizar los efectos directos de la luz solar sobre la piel del bebé. También es importante mantener el equilibrio de líquidos después de un día al sol, ya que la exposición prolongada al sol puede provocar un aumento de la sudoración, lo que puede hacer que el cuerpo pierda líquidos, y se recomienda tomar electrolitos de vez en cuando para restaurar la barrera fisiológica del cuerpo. Es importante hidratar la piel y elegir productos de cuidado corporal que contengan emolientes, que forman una barrera protectora en la superficie de la piel para ayudar a evitar la pérdida de humedad y mantener la piel suave y flexible. Los emolientes más populares en los productos para el cuidado de la piel son los aceites de jojoba, coco, almendra y oliva, la manteca de karité, la glicerina, el escualeno, la dimeticona y las ceramidas [5, 6].

 

Estos son algunos de los ingredientes que puedes encontrar en los cosméticos de protección solar para niños:

  • Óxido de zinc. Es un filtro mineral que refleja los rayos UVA y UVB. Los rayos UVA envejecen la piel y pueden provocar cáncer de piel, mientras que los UVB son responsables de las quemaduras solares. El óxido de zinc es conocido por su capacidad para bloquear eficazmente ambos tipos de radiación. Se considera seguro y suave para la piel sensible de los niños. Cuando los productos con este filtro mineral se aplican sobre la piel, el óxido de zinc forma una capa blanca que puede aclarar ligeramente la piel del niño, pero muchas marcas de protectores solares ofrecen ahora productos con partículas de óxido de zinc “micronizadas” o “nano”, que son más pequeñas y menos blanqueadoras, sin dejar de ofrecer una protección solar eficaz. También se sabe que el óxido de zinc es adecuado para las personas con piel más sensible [5, 6, 7].
  • Dióxido de titanio. Otro filtro mineral que proporciona protección contra los rayos UVA y UVB. Al igual que el óxido de zinc, forma una barrera física en la superficie de la piel y refleja ambos tipos de luz solar, tendiendo a dar a la piel un tinte blanco. También crea una textura más ligera para la crema/protector solar. El dióxido de titanio suele combinarse con óxido de zinc para crear un efecto más potente. Es importante señalar que recientemente se ha cuestionado la seguridad de este componente, pero aún puede encontrarse en un pequeño número de productos del mercado [5, 6, 7].
  • Octocrileno. Es un filtro UV orgánico que protege contra las radiaciones UVA y UVB. Aunque el octocrileno es seguro para su uso en cosméticos infantiles, las personas con piel sensible y propensa a las alergias deben elegir productos con otros filtros UV, como el óxido de zinc. Este ingrediente ayuda a estabilizar otros componentes de los protectores solares y proporciona una protección UVB adicional [5, 6, 7].
  • Mexoryl SX (ácido tereftalilideno dicamfor sulfónico). Es un compuesto químico que protege principalmente contra los rayos UVA. Bloquea eficazmente los rayos UVA cortos, conocidos por penetrar en las capas más profundas de la piel. Lo ideal es utilizar este componente en combinación con ingredientes anti-UVB [5, 6, 7].

 

Un factor de protección solar (FPS) seguro es un aspecto indispensable durante el verano. A la hora de elegir el FPS adecuado, debemos tener en cuenta sus prestaciones, diferencias e idoneidad para los distintos grupos de edad. Se recomienda utilizar un FPS más alto si va a estar mucho tiempo al sol o si tiene un tipo de piel más sensible. Tenga en cuenta que la protección solar no es la única medida: es importante llevar ropa protectora y evitar la exposición prolongada a la luz solar directa, especialmente en el caso de bebés y niños.

 

  1. Saleh, M. M., O. Awwad et al. Correlación de los conocimientos relacionados con el cáncer de piel y la queratosis actínica y las conductas de protección solar y uso de protectores solares en una muestra de población jordana. Revista de Dermatología Cosmética. Vol. 21, número 12, p.p. 7066-7074. 2022. Acceso a través de: https://doi.org/10.1111/jocd.15377
  2. Olivet, M., & Kole, L. Sunscreen Knowledge and Sun Protective Behaviors among Medical Students at a Southern US Institution. SKIN The Journal of Cutaneous Medicine, 7(2), 668-680, 2023. Acceso a través de: https://doi.org/10.25251/skin.7.2.3
  3. Emily Keyes, Victoria P. Werth, Bruce Brod. Potential allergenicity of commonly sold high SPF broad spectrum sunscreens in the United States; from the perspective of patients with autoimmune skin disease. Revista internacional de dermatología femenina. Vol. 5, número 4, 2019, p.p. 227-232, ISSN 2352-6475.
  4. Phadungsaksawasdi, P, Sirithanabadeekul, P. Filtros ultravioleta en productos de protección solar etiquetados para su uso en niños y paradermatologíapediátrica sensible. 2020; 37: 632- 636. https://doi.org/10.1111/pde.14170
  5. H.P. Infante, P.M.B.G. Maia Campos, L.S. Calixto, M.E. Darvin, M. Kröger, S. Schanzer, S.B. Lohan, J. Lademann, M.C. Meinke, Influence of physical-mechanical properties on SPF in sunscreen formulations on ex vivo and in vivo skin. Revista Internacional de Farmacéutica. Vol. 598, 2021. ISSN 0378-5173,
  6. Ma, Y, Yoo, J. History of sunscreen: An updated view.Journal ofCosmeticDermatology. p., 1044- 1049, 2021. Disponible en: https://doi.org/10.1111/jocd.14004
  7. Charalambides et al. Efecto de la aplicación de protectores solares en condiciones de uso máximo sobre la concentración plasmática de ingredientes activos de los protectores solares: una valoración crítica. British Journal of Dermatology, Volumen 182, Número 6, 1 de junio de 2020, Páginas 1345-1347, https://doi.org/10.1111/bjd.18803